La justicia confirmó las condenas a los profesionales de la salud responsables del contagio mortal de Hepatitis B en una clínica privada de calle Gorriti 371, pero ninguno irá preso. El fallo de la Sala 1 de la Cámara de Casación Penal de nuestra ciudad ratificó la culpabilidad de los imputados, pero redujo las condenas impuestas en primera instancia por el Juez Correccional Gabriel Rojas.

El escrito, que lleva las firmas de los camaristas Gustavo Barbieri y Pablo Somoulou, dispone condenar a Oscar Gustavo Casalini a la pena de tres años de prisión de ejecución condicional y a una inhabilitación especial para ejercer la profesión de médico por catorce años. En primera instancia se lo había condenado a seis años de cárcel.

En tanto, a José Luis Calió se le impuso una condena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional y la prohibición de ejercer su profesión por doce años, cuando el juez Rojas había dispuesto una pena cinco años de prisión. La técnica y enfermera Gladys Susana Rivadeo recibió una pena de un año de prisión de ejecución condicional y una inhabilitación de siete años. La justicia Correccional la había condenado a tres años de prisión, también en suspenso.

Los hechos que se juzgaron sucedieron entre los días 5 y 10 de septiembre de 2012. Como resultado del contagio, falleció Mónica Graciela García Suárez. Además, Gastón Piazza, Mariano Antonio Palma, Victoria Giaggiotti, Valeria Zappacosta y Mario Engraf sufrieron lesiones graves.

En mayo, Oscar Casalini protagonizó una polémica al ser designado por el Colegio de Médicos de la ciudad como coordinador de los controles que, junto al municipio, se realizaron en los ingresos a la ciudad en el marco de la pandemia por el Coronavirus.

La familia de la mujer que falleció mostró su indignación por esta situación. “Mi familia y yo sentimos que nos tomaron el pelo. Y él encima tiene la caradurez de salir en cámara”, manifestó a Canal Siete Marina Irazoqui, la hija de Mónica García Suárez.