Acompañar al paciente oncológico no solo implica atender su cuerpo, sino también su mente y su entorno afectivo. Ese es el rol de la psicooncología, una rama de la psicología que se especializa en abordar los aspectos emocionales de quienes atraviesan un diagnóstico de cáncer y de sus familias, desde el primer momento hasta todas las etapas de la enfermedad.
Ignacio Busca, licenciado en Psicología, destaca que este tipo de acompañamiento se vuelve cada vez más necesario en un contexto donde la información sobre la enfermedad ya no se oculta. “Hoy se habla con sinceridad, el paciente suele saber desde el principio con qué va a tener que convivir. Eso tiene un fuerte impacto emocional y por eso es clave tener un espacio de contención”, explica.
En esa línea, remarca el cambio de paradigma impulsado por la Ley de Derechos del Paciente, que garantiza el acceso a información clara y completa sobre el diagnóstico y el estado de la enfermedad. Este avance, si bien valioso, también exige un mayor acompañamiento emocional para que la persona pueda procesar esa información sin quedar sola con su angustia.
La psicooncología no solo incide en el bienestar emocional, sino que puede mejorar notablemente la calidad de vida y hasta la respuesta al tratamiento. “Reduce el estrés, ayuda a reorganizar la rutina, a entender los procesos médicos y a transitar los efectos adversos. En definitiva, permite que el paciente se sienta más acompañado y contenido”, afirma Busca.
Uno de los aspectos más cuestionados desde este enfoque es el uso del lenguaje bélico en torno al cáncer. “Se habla de luchar, de batallas ganadas o perdidas, de pacientes que se rinden… y eso carga de una responsabilidad enorme a quien está atravesando la enfermedad. No todo depende del estado de ánimo del paciente. Depende también de los apoyos que tenga, del equipo que lo rodea y de las posibilidades reales del tratamiento”, señala.
El especialista propone cambiar esa mirada por una más empática y realista, que hable de transitar, afrontar, acompañar. Porque, en definitiva, “el cáncer no es una competencia. No se trata de ganar o perder, sino de cómo vivir mejor mientras se recorre ese camino”.
