Canal Siete
lunes 29 de abril

Estrenos de cine argentino: “Carroceros”, un homenaje a los fans de “Esperando la Carroza”, y “Sector VIP”

El primero, un documental divertido que retrata el fenómeno autónomo que generó la película. La segunda, un policial protagonizado por Luis Machín en el rol de un periodista ambicioso y oscuro.

Carroceros ★★★

A más de 35 años de su estreno, la película de Alejandro Doria Esperando la Carroza, escrita por Jacobo Langsner, mantiene vivo su culto. En buena medida gracias a los carroceros, o “enfermitos” como se llaman a sí mismos los fans de la película. Expresar desconcierto frente al fanatismo por un film de mediocre a malo es ponérselos en contra. Hablamos de gente que no solo se sabe de memoria los diálogos (no ya de sus escenas favoritas sino de toda la peli), sino de personas que la ven, literalmente, cientos de veces, varias por semana, una vez y otra vez.

Antonio Gasalla, en una imagen de backstage del documental sobre los fans de Esperando la carroza.

El fenómeno también llama la atención de sus propios protagonistas. Entrevistados por los directores de este documental, Luis Brandoni, Mónica Villa, Betiana Blum, Antonio Gasalla, se muestran todavía sorprendidos. Les parece tan inexplicable como la insistencia de Alejandro Doria en que gritaran todo lo posible cada frase (Esperando… es una película a los gritos). En una escena de entrevista, con su escepticismo cáustico, Gasalla mira de reojo las maratones de los fans, que le muestran los carroceros en una pantalla, y solo atina a preguntar: “esta gente… ¿trabaja?”.

Pero una primera virtud de este documental es establecer con claridad que esos fans tienen interés por sí mismos, como fenómeno autónomo. Ahí está el protagonista/director, Mariano Frigerio, que merodea la casa de Versalles donde se filmó y cuyos dueños parecen un poco hartos de tanto ruido. Otra buena idea es relevar la importancia de ese barrio, de los que ya no quedan, con sus vecinas barriendo la vereda, sus voces entre hurañas y curiosas, su memoria común de ese rodaje que los hizo famosos. Frigerio, en cámara o con su voz en off, es una guía en primera persona y tono casi confesional, el carrocero que busca a sus pares para construir un documental sobre el amor que los une.

Tour de fans de Esperando la carroza, frente a la casa donde se filmó.

Por separado o en conjunto, el intercambio ofrece no pocos momentos graciosos. Algunos, seguramente hallazgos por el camino, están entre lo mejor del documental: el carrocero que enseña a señoras del barrio a usar el WhatsApp parece salido, él y ellas, de una secuencia de la película original. Y el contraste entre los testimonios de los fans, de todas las edades, con los de los realizadores, no es ya contraste, sino complemento: el testimonio colectivo de lo que puede pasar con una obra, buena o mala, cuando deja de ser de quienes la hicieron y pasa a ser de su público. Eso que suelen decir los autores en los reportajes, pero pocas veces se ve representado con tanta elocuencia.

Cecilia Rosetto habla a los fans de la película frente a la casa donde se filmó, en el barrio de Versalles.

En ese sentido, Carroceros trasciende el catálogo de anécdotas o el frikismo de los fanáticos diez puntos (ellos se categorizan) y hasta termina volando por encima de esa comedia, de grotesco y humor negro, cuyas frases se convirtieron en parte del habla colectiva y que muchos consideran algo así como un espejo de la argentinidad.

El resultado, con sus más y sus menos, rezuma simpatía, buen buen humor y ternura. Mientras el peregrinaje al barrio de Versalles, tiene su shangri-la, su meca, su paraíso, su sueño mayor: entrar alguna vez a la casa. ¿Lo conseguirán?

Dirección: Mariano Frigerio, Denise Urfeig. Con parte del elenco original de Esperando la carroza y fans de distintas partes del país. 74minutos.

Sector Vip ★★

Retrato de corrupción moral con un periodista que dice luchar contra los corruptos. Algo así propone esta película de Eduardo Pinto (Caño Dorado, Palermo Hollywood), un policial negro centrado en los siniestros laberintos de la trata y la explotación de mujeres. Cruzado con asuntos tan actuales como las fake news y las “operetas” entre empresarios poderosos, políticos, periodistas con ganas o necesidad de lucirse.

Sector Vip es un retrato de corrupción moral con un periodista que dice luchar contra los corruptos.

Una chica que quiere largarse de su “pueblo de mierda” a toda costa, acepta la propuesta de un empresario de relaciones públicas que le promete hacerla famosa. La prostitución vip está implícita y las cosas le salen enseguida demasiado bien y demasiado mal. Su mánager la instala como atracción principal de un salón con sector vip al que es habitué el periodista (Machín), que necesita una noticia que le dé rating y lo mantenga vigente.

Martina Krasinsky y Luis Machín en una escena de la película de Eduardo Pinto. Estreno de Cine.Ar

El problema de Sector Vip, que así presentada suena a sin duda atractiva, es que nada es creíble. Nada fluye, en una narración que se empantana en cada escena, con diálogos declamatorios y personajes sin dimensión. Parecen puestos allí para hacer evidente la premisa, como si cumplieran con el guion en lugar de respirar, respondiendo a nombres como Giny o Paul. Es que demasiados clichés se acumulan sobre ellos, dibujados con estereotipos del relaciones públicas canchero y siniestro, la chica (casi) dispuesta a todo para ser famosa, el periodista que ya dijimos. La insistente música “de discoteca” tampoco ayuda a que la narración se desarrolle con algo parecido a la desenvoltura. Y todo termina por sonar a tesis anticuada, que se queda señalando con el dedo en lugar de creer de verdad en sus criaturas y lo que les pasa.

Dirección: Mariano Frigerio y Denise Urfeig. Con testimonios de actores del elenco original del film de Alejandro Doria y fans de la película.

Fuente: TN

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