Comenzó septiembre y con él la primavera meteorológica. Para los alérgicos esta estación del año suele ser una "pesadilla". Te acercamos datos muy importantes para tener en cuenta y que te ayudarán a mejorar tu calidad de vida.
El inicio de la primavera para muchas personas es una excelente noticia porque comienzan a disfrutar de los días con temperaturas más confortables, pero para los alérgicos es toda una amenaza porque comienza la polinización de la mayoría de las especies.
Te acercamos algunos conceptos importantes para que comprendas cómo determinadas condiciones meteorológicas derivan en molestos brotes alérgicos. Además, te brindamos consejos para que estés preparado y logres reducir la respuesta exagerada y negativa de tu organismo (llamada alergia), a determinados estímulos o sustancias (llamadas alérgenos) en primavera.
El polen es el alérgeno que abunda en primavera. Cuando entran en contacto con el organismo, que además posee una carga genética determinada (por eso no todos somos alérgicos, o alérgicos a lo mismo), el sistema inmunológico lo reconoce como sustancia peligrosa.
Las personas con alergia al polen sufren ‘polinosis’. En esos episodios el cuerpo se defiende de lo que interpreta como un “ataque” presentando síntomas como: rinitis, (estornudos continuos, congestión nasal y constante goteo de nariz), conjuntivitis alérgica (picazón e irritación en los ojos), hasta llegar a las afecciones más severas (asma bronquial).
Uno de los datos más importantes a tener en cuenta cuando hablamos de reacciones alérgicas generadas por partículas transportadas por el aire son las condiciones meteorológicas.
Durante el período de polinización las concentraciones de polen aumentan con el incremento de la temperatura (más en días secos y soleados), y disminuyen con la lluvia y/o el frío.
Las personas alérgicas al polen en primavera empeoran sus síntomas sobre todos los días soleados y ventosos, pero mejoran cuando llueve. Esto es porque los granos de polen son capturados por las gotitas de lluvia, se hacen más pesados y caen depositándose en el suelo frenando la resuspensión y no se introducen en su sistema respiratorio.
El viento es un parámetro muy importante a tener en cuenta porque moviliza las esporas de hongos y pólenes en el aire. La dispersión y concentración de estos poderosos alérgenos depende de la mezcla que genere el viento, su dirección y velocidad son claves a la hora de realizar un conteo de las partículas en suspensión, y estudiar así la calidad del aire pudiendo desarrollar hasta un pronóstico con alertas, en beneficio de los alérgicos.
Los cambios bruscos en la temperatura y humedad del aire suelen producir síntomas también en las personas alérgicas, porque las mucosas reaccionan ante este escenario, se producen cambios en las secreciones nasales y bronquiales. “El cambio en las variantes atmosféricas precipitan los síntomas, y la alergia producen inflamación”, según las declaraciones del Dr. Claudio Parisi, presidente de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, (AAAeIC).
El tratamiento de la rinitis alérgica consiste no sólo en evitar al alérgeno (polen), si no también del correcto diagnóstico, el tratamiento farmacológico, la inmunoterapia y la educación. Por eso si sos alérgico o crees serlo por tus síntomas, desde Meteored Argentina te recomendamos siempre que consultes a un alergista para que pueda monitorear tu salud y ayudarte a mejorar tu calidad de vida.
Fuente: Meteored
Esta entrada ha sido publicada el 7 de septiembre, 2022 10:26
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